miraba la inmensidad
en esos ojos profundos,
y me quedé inmóvil por un instante,
no, no era el miedo,
era la melancolía que me hacían sentir,
manteniéndome perpetuo en el silencio,
trate de mirar hacia otro lado,
pero no pude, volví,
y ellos ahí profundos,
fuertes pero tristes,
lejanos pero vivos,
no pude más,
una lagrima broto de mi,
recorrió mi rostro,
buscando el final de mi garganta,
que apretada, seca, rustica,
no dejaba escapar un suspiro,
entonces, solo entonces,
cuando toco mi pecho,
desperté de ese trance,
y miré de nuevo,
pero seguía ahí
solo, yo frente al espejo.
Juan pablo
1 comentario:
La pesadilla de estar solo habiendo conocido la felicidad...
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